¡¡Qué noche, qué anécdotas!!

Ayer viernes 11 de agosto salí a dar la vuelta con un amigo, primero decidimos ir a ver qué grupos tocarían en el Multiforo Alicia, cuando llegamos nos encontramos con la desagradable noticia de que estarían la tremenda corte y otras bandas que jamás en mi vida había escuchado.

Luego decidimos ir al "Uta" pero estaba cerrado, luego nos enteramos que lo habían traspasado hasta insurgentes, ashhhhhhhh!!!

En fin, por recomendaciones de mi cuate, anduvimos buscando algún bar decente por el centro de la ciudad, y el único que vimos más o menos estaba atascado.

Después le dije - ¡oye y por qué no vamos al Dada X es nuestra última oportunidad, si no ya nos metemos en cualquier café o en el peor de los casos simplemente ya nos vamos.

Y sí, llegamos al Dada como a las 9 de la noche, todo muy tranquilo, poca gente, no cover hasta las 24:00 hrs. Nos la pasamos muy bien, estuvimos de simplones, reflexivos, por ratos callados, en fin, padrísimo todo, valió la pena caminar tanto en busca de bares aceptables, valió la pena todo.

Lo único malo es que nos tuvimos que salir muy pronto ¡¡¡ouch!!! porque mi padre se molestó un poco y prácticamente me salí de casa sin permiso. Así que a las 11:37 más o menos abandonamos aquel lugar para encontrar el metro abierto, jajaja!!!

Entonces pues, ibamos muy contentos en el metro platicando sobre la salida, y en el trasborde de cierta línea a otra, de las cuales no mencionaré sus nombres, no vaya a ser que los asuste, pues un señor como de 38 años, empezó a caminar detrás de nosotros, muy cerca, así que me puse un poco tensa y mi amigo, como ya venía con dos que tres cervezas y además cantando súper emocionado: ¡El que quiere azul celeste que a México reforeste! pues no se dio cuenta de lo sospechoso del tipo.

Así que discretamente, mientras mi cuate iba cante y cante, me le puse delante de él, y le dije en voz muy baja

-¡oye el tipo de atrás está siguiéndonos!

Alfredo siguió cantando, lo volteó a ver como si nada y siguió cantando, ghrrr!!!!

Me puse aún más nerviosa y mientras este niño venía en su rollo, yo alisté todos mis sentidos, sobre todo el del oído y escuché que el tipejo baboso me iba diciendo cosas tan desagradables como: -¡herrrrrrmosssaaa, lindaaaa!- con un tono de pervertido, lujurioso, corriente y asqueroso ghrrrr!!! que me puso a temblar.

Eso me olió muy mal así que tomé a mi amigo del brazo y lo hice caminar un poco más rápido, los dos volteamos a ver al tipo de nuevo y ya no estaba, creo que se quedó muy atrás. ¿Qué extraño no?

Y cuando nos pudimos perder un poco de su vista comenzamos a correr y subimos como verdaderos locos las escaleras, no se imaginan que desesperante es, sentía mis piernas pesadas y además como ya era muy tarde, no había gente por ningun lado, estaba muy solo y feo y ay!!!! en fin, les decía que mis pies me pesaban al correr y volteamos y a una distancia considerable el depravado venía caminando otra vez.

Corrimos aún más rápido, mis monedas cayeron al suelo y cuando llegamos a la otra línea, ohhhhhhh!! que alivio había un poco de gente, pero claro el señor se perdió en el camino.

No inventen, ya después que subimos al metro le empecé a contar a Alfredo la gran tragedia, de la cual él no se percató pues venía en su gran alucin. Digamos que corrió conmigo por inercia y porque notó el miedo en mi semblante. ¡jajaja!

Que día, pero aún así sostengo que estuvo muy lindo todo.